Los líderes de la UE alcanzaron ayer un acuerdo para la
liberalización final de la energía, tanto del gas como de la
electricidad, a partir del año 2004 para el sector empresarial, lo
que se ha convertido en uno de los principales logros de la Cumbre
de Barcelona. El acuerdo ha sido difícil y ha precisado de
negociaciones de última hora, ya que Francia, el país más
reticente, había planteado retrasar la apertura del mercado
eléctrico hasta el 2005.
Frente a ello, la presidencia española quería abrir el mercado
energético en el 2003 para las empresas y dos años después para los
particulares, pero la búsqueda de un consenso ha llevado a los
Quince a establecer la liberalización en el 2004 para empresas y a
comprometerse a abrir el debate del calendario para particulares en
el Consejo de Primavera de 2003. Finalmente, Francia ha dado su
visto bueno al compromiso presentado por la presidencia de turno
española, en sus grandes líneas y con una mínima modificación y a
cambio de suavizar algunas de las propuestas de liberalización en
el sector del transporte.
El acuerdo sobre la liberalización de la energía supone extender
la apertura del mercado energético hasta el 60% del total. La
apertura de los mercados de electricidad y gas afectará a la
totalidad los consumidores no domésticos: «profesionales, pequeños
comerciantes, pymes» ya que una de las pretensiones de Francia era
restringir esta apertura a parte de los grandes clientes.
El Consejo Europeo ha acordado tomar antes del final del 2002
las decisiones que permitirán poner en marcha el proyecto del
«cielo único europeo» en el 2004. Además han quedado desbloqueadas
las negociaciones sobre el Programa Galileo y se ha encargado al
Consejo de Ministros de Transportes que tome decisiones sobre su
financiación y puesta en marcha.
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