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EFE-SEVILLA. El Consejo Europeo de Sevilla confirmó ayer la fecha de 2004 para la incorporación a la UE de los países candidatos más avanzados y fijó plazos concretos para una política común contra la inmigración ilegal que incluye la posible aplicación de «medidas» a las naciones de origen que no colaboren. El acuerdo adoptado establece un calendario para que la Unión se dote de una política común de asilo e inmigración y vincula sus relaciones exteriores con la colaboración frente a la inmigración ilegal.

Al respecto, las conclusiones de la cumbre prevén que una «colaboración insuficiente» por parte de una nación podría «dificultar la intensificación» de sus relaciones con la UE y disponen la posibilidad de adoptar «medidas» en caso de que se constate «por unanimidad una falta injustificada de colaboración por parte de un tercer país en la gestión común de flujos migratorios».

Los Quince «evaluarán» asimismo el grado de cooperación de estos terceros países, de modo que «una evaluación negativa afectaría al futuro de las relaciones de la UE» con esas naciones. El pacto alcanzado rebaja las medidas de presión contra los países pobres de origen o tránsito de ilegales, pues ya no considera la posibilidad de suspender acuerdos de cooperación, como pretendían en un principio España, Italia y Reino Unido, debido a la firme oposición de Francia y Suecia a la posibilidad de sanciones.

Según precisó el presidente del Consejo Europeo y del Gobierno español, José María Aznar, «es necesario cooperar técnica y financieramente tanto en la gestión conjunta de flujos migratorios, como en un control de las fronteras o en la readmisión de inmigrantes ilegales por esos países». Aznar, que ve cumplidos los objetivos de la Presidencia espñaola, no descartó una posible modificación de la Ley de Extranjería a tenor de los acuerdos sobre inmigración de la UE.