Los ministros Rato y Zaplana se reunieron ayer con Fidalgo y Méndez.

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La reunión a más alto nivel llevada a cabo en el ámbito laboral tras la huelga del 20 de junio se ha producido en un tono «áspero, aunque sincero». Los secretarios generales de Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores, José María Fidalgo y Cándido Méndez, consideran la reforma del desempleo como un «capítulo abierto» que a ambas partes les conviene cerrar. El ministro de Economía, Rodrigo Rato, se ha comprometido tras la reunión a tomar en cuenta las consideraciones de las centrales, ahora bien, dejó claro que la reforma colectiva es «necesaria» y que el Gobierno «no renuncia» a ella.

Fidalgo y Méndez auguraron ayer unos meses complicados para el Ejecutivo. Teniendo en cuenta que el decreto de la reforma del desempleo es aún un capítulo «abierto» para ellos, advirtieron al Gobierno que si opta por imponer una reforma en la negociación colectiva se producirá de nuevo un «grave conflicto social». En la entrevista de dos horas con el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, y con el titular de Trabajo, Eduardo Zaplana, los sindicatos mostraron su intención de recomponer el diálogo social, roto desde mayo y que desembocó en la huelga general del 20-J, aunque reiteraron que la condición imprescindible para ello es la reconsideración total y radical del 'decretazo'.

Fidalgo aprovechó su comparecencia para advertir al Ejecutivo de lo «pernicioso e inconveniente» que resultaría reavivar el conflicto social reformando la negociación colectiva sin el acuerdo explícito de los agentes sociales. Aunque no confirmaron si se plantearían convocar otra huelga general en el caso de que el Gobierno reformara unilateralmente los convenios, sí aseguraron que se «reproduciría un gravísimo conflicto social». En su opinión, no hay razones que justifiquen la reforma de la negociación colectiva, porque funciona «razonablemente bien», y los salarios no son los que impactan negativamente a la inflación, sino las «decisiones de política económica».

Pero el Gobierno asegura que la reforma de la negociación colectiva es «necesaria», por lo que no descarta su inclusión en la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos Generales del Estado para 2003. No obstante, el titular de Economía señaló que antes de tomar una decisión al respecto, el Ejecutivo escuchará a lo largo de las próximas semanas las opiniones de los agentes sociales, sobre las que percibe una clara «división». «Parece razonable escuchar una vez más a los interlocutores sociales antes de tomar decisiones, aunque no tengan opiniones coincidentes. El Gobierno toma nota de sus razones y se tendrá en cuenta», aseveró el vicepresidente segundo. Añadió que conoce las dificultades que entraña la reforma del sistema de relaciones laborales, pero insistió en que es un tema «pendiente y necesario». «Su no reforma puede subsanarse dando otros pasos», advirtió.

Pese a este cruce de advertencias, el vicepresidente segundo calificó la reunión de positiva. Rato explicó que «la negociación colectiva es una reforma pendiente» y que en esta legislatura «ha sido objeto de sucesivas negociaciones» con los interlocutores sociales, que tienen opiniones «muy divergentes» sobre cómo modificar y modernizar el sistema de los convenios que, recordó, data de la década de los ochenta. «El Gobierno ni renuncia ni se compromete a renunciar» a modificar el sistema de relaciones laborales, por lo que va a escuchar las opiniones de los empresarios y los sindicatos para «tomar nota y tenerlas en cuenta cuando tome una decisión», ya que el Ejecutivo «es consciente de las dificultades de esa reforma», dijo.