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El ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, se ha mostrado de acuerdo con las posiciones defendidas por el presidente de Castilla La Mancha, el socialista José Bono, en cuanto a poner en marcha una «actitud legal inmisericorde» contra ETA que suponga la batalla final contra la banda y acabar con ella como se acabó con el IRA, las Brigadas Rojas o la Baader Meinhof. El representante del Gobierno ha apoyado a Bono aunque ha dejado bien claro que la erradicación de los asesinos habrá de hacerse dentro de los límites de la Legislación y el Estado de Derecho.

Izquierda Unida no ha dado crédito a esta actitud y ha pedido a Bono que tenga la gallardía de decir a las claras que lo que quiere es que se entre en las cárceles por la noche y se ahorque a los presos como se hizo en Alemania. Además, le pide valentía para declararse como un violento más partidario de la pena de muerte y del asesinato para solucionar los problemas. El coordinador de IU-EB, Javier Madrazo, señaló que lo que hace Bono es un llamamiento al «todo vale» contra ETA olvidando que todavía se están pagando las consecuencias del GAL y el resultado de aquellas siglas: la matanza de una treintena de personas.

La misma opinión surge del nacionalismo vasco. El Consejero de Justicia, Empleo y Seguridad Social del Gobierno de Euskadi, Joseba Azkarraga, considera que las declaraciones de Bono constituyen «una auténtica llamada a la violencia del Estado». Por eso, solicitó al presidente manchego que aclare si las muertes presentadas como «suicidios» de activistas germanos de Baader Meinhof o «los secuestros y muertes de ciudadanos vascos organizados por los responsables del Ministerio de Interior» son métodos lícitos y a imitar en la lucha contra el terrorismo.

El consejero vasco mostró su temor porque las palabras de Bono indiquen una llamada a la utilización de los métodos parapoliciales. Por ello, Azkarraga pidió a Bono que especifique cuáles son, a su juicio, los métodos válidos contra el terrorismo, porque, según dijo, «da la impresión de que los socialistas han descubierto el rendimiento electoral que está suponiendo para el PP la continua alusión a la violencia, las llamadas a la supresión de ideas, las referencias de las víctimas y el discurso de un pensamiento único que roza el totalitarismo».

Pese a las críticas recibidas, los socialistas han reafirmado en boca de su portavoz parlamentario, Jesús Caldera, que las declaraciones de Bono están en la misma línea de los argumentos morales, políticos y jurídicos del partido. «Lo que quiere decir el presidente de Castilla La Mancha es que la democracia no debe tener ningún complejo en defender los principios democráticos y en luchar contra todos aquellos que los ponen en riesgo y que a través de la violencia y el terror quieren imponer a sangre y fuego sus opiniones», concluyó el parlamentario Jesús Caldera.