Luis Roldán ya está en la calle. Será por poco tiempo, hasta el
lunes por la noche, fecha en la que debe regresar a la prisión de
Brieva, en Avila, pero el ex director general de la Guardia Civil
ya ha estrenado su nueva condición de tercer grado en este puente
de la Constitución. Poco después de su salida, en el peaje de la
localidad de Villacastín, se produjo un incidente entre un
fotógrafo y uno de los escoltas del recluso que no pasó a
mayores.
Pocos minutos antes de las 9.00 horas, Roldán salió de la cárcel
de Brieva. Una veintena de periodistas le esperaba, así como una
temperatura muy baja, que incluso provocó la caída de algunos copos
de nieve. El ex director general de la Guardia Civil abandonó la
penitenciaría por la puerta principal del centro, eso sí,
cubriéndose la cara con las manos. Vestido con una gabardina gris,
Roldán se alejó de la prisión, en la que lleva ya ocho años, en un
Seat Córdoba de color blanco y matrícula de Madrid, sentado en el
asiento de atrás. Sus escoltas hicieron lo propio en un Citroen AX
gris que salió tras el vehículo en el que iba el recluso.
Precisamente con los escoltas se produjo el único incidente de
la mañana. Apenas veinte minutos de su salida de Brieva, los dos
vehículos alcanzaron el peaje de Villacastín. Allí, un reportero
gráfico se acercó al vehículo de Roldán para hacerle unas
fotografías. Uno de los escoltas se lanzó sobre él y le dio un
empujón para evitar que siguiera tomando instantáneas. Ya en
Zaragoza, donde se ha desplazado, Roldán aseguró no entender el
interés que ha despertado su nueva situación penal. «Ya he
disfrutado de varios permisos y el tercer grado restringido sólo
significa que tengo seis días más libres al semestre, y no
significa ninguna otra cosa más», dijo.
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