19/12/02 0:00
Pedro Prieto. Enviado especial a O Grove.
A primeras horas de la mañana de ayer me desplacé a Marín, a la
Escuela Naval, donde a las siete, dos aspirantes de primero
(cadetes), mallorquines, de Palma, ambos, se disponían a embarcar
en lanchas de escuela que en una hora los llevarían hasta las islas
de Ons, en la bocana de la ría de Pontevedra, hasta donde de buena
gana les hubiera acompañado, pero no lo hice por dos razones:
porque la barca regresaba a las siete de la tarde y yo debía
comenzar a volar a esa hora desde el aeropuerto de Santiago, y
porque poco antes de embarcar, dado el estado de la mar, había sus
dudas de si se podía hacer el viaje a las islas. Los cadetes, o
aspirantes, que llevan en la academia solo cuatro meses, son Ramón
Arroyo de Ramos, perteneciente a Infantería de Marina, nacido en
Palma, «pero que a los tres meses me marché, mi padre era marino y
fue destinado a otro lugar», por lo tanto apenas conoce la ciudad y
la isla, «ya que salvo una vez que estuve en viaje de estudios, no
he vuelto más, aunque espero volver algún día», y Luis Miguel Uribe
Martón, del Cuerpo General, cuyos padres viven en la calle Aragón.
Ambos han estado trabajando en las Ons «día sí y día no, desde que
ocurrió la tragedia del 'Prestige'», puesto que desde entonces se
ha interrumpido la actividad académica de la Escuela. Ambos, al
igual que el resto de voluntarios que limpian playas del litoral
afectado por la marea negra, piensan que el trabajo es duro y que a
penas se consiguen resultados, ya que las playas y rocas están cada
vez más sucias. Ellos actúan en una zona de las islas un tanto
peligrosa y de difícil acceso. Sin prisas se aproximan a la
embarcación que los trasladará portando los trajes blancos,
mascarillas, botas de goma, comida y agua.
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