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Las elecciones municipales catalanas han evidenciado una pérdida de peso político por parte de los dos principales partidos de gobierno, el PSC y CiU, que han perdido votos en favor de ERC y de ICV, quienes han capitalizado el mensaje más radical de los dos primeros partidos. El PP por su parte, aún perdiendo muchos votos en la zona del Ebro, ha mejorado ligeramente sus resultados. Los dos principales partidos son partidos de gobierno en Catalunya, PSC y CiU, y su electorado tradicional y nuevo no ha entendido el mensaje radical que han lanzado, tanto en lo autonómico como con relación al gobierno central: casos de la guerra en Irak, el «Prestige» y el Trasvase del Ebro (PHN).

Los resultados en Catalunya desvelan, en general, que los grandes partidos han bajado su número de votos y de concejales, respecto a los comicios de 1999. El PSE se mantiene en Barcelona, Girona y Lleida y CiU en Tarragona, pese a que pierden votos y concejales. El president de la Generalitat, Jordi Pujol, valoró los resultados de forma positiva, expresando su satisfacción porque las formaciones políticas «no vinculadas a partidos españoles» han crecido, pese a que desde el PP y el PSC, dijo, se «han planteado las elecciones municipales en clave monclovita».

«Mientras PSOE ha subido en toda España, no lo ha hecho en Cataluña», dijo, apuntando que entonces, los planteamientos de los socialistas «no van bien en Cataluña». Xavier Trias admitió que los resultados en Barcelona «no son los que querían», pero han demostrado que el PSC en Barcelona es «vulnerable». «Le haremos la vida difícil a Clos y a quienes le ayuden», dijo. Mientras que Josep Duran Lleida minimizó el descenso de su formación, argumentando que a los socialistas «les ha salido el cambio como un tiro por la culata».