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El presidente del Parlamento vasco, Juan María Atutxa, ya tiene en su poder la notificación de la providencia del Tribunal Supremo que le obliga a disolver el grupo Sozialista Abertzaleak en un plazo de cinco días. Atutxa, por su parte, ha contestado también por carta al Supremo con los detalles que, según los sucesos de la última semana, impiden a la Cámara la disolución del grupo parlamentario de la ilegalizada Batasuna. Pese a todo, la 'Sala del 61' se reunirá el jueves para decidir si actúa contra Atutxa y contra la Mesa del Parlamento vasco.

Aunque la Cámara vasca ya tenía en su poder la resolución (llegó vía fax el pasado miércoles, en cuanto la dictó el Supremo), el plazo de cinco cías no comenzó a correr hasta que se ayer recibió la comunicación oficial. Por tanto, el ultimátum del Supremo vencerá el próximo sábado, día 14 de junio, a las 9.00 horas. Para entonces, el Parlamento autonómica tendrá que haber disuelto Sozialista Abertzaleak o atenerse a las consecuencias.

La providencia llegó a las 9.00 horas por correo ordinario a la sede en Vitoria del Parlamento vasco. Por este medio, el Supremo advierte a Atutxa de que, en caso de incumplir el mandato de disolución de Batasuna, procederá judicialmente contra los miembros de la Mesa del Parlamento vasco por un delito de desobediencia, castigado con multa económica y una inhabilitación de entre seis meses y dos años.

Atutxa, por su parte, ha respondido al Supremo con una comunicación que ha remitido por correo certificado. En ella explica la imposibilidad de cumplir la orden del Alto Tribunal, ante el rechazo de la Junta de Portavoces (sólo gracias a los votos de los partidos nacionalistas) a la propuesta de resolución de Presidencia, que permitía la posibilidad de disolver el grupo abertzale y la incorporación de sus parlamentarios al Grupo Mixto.

En dicha misiva, Atutxa explica al Supremo los pasos desarrollados para dar cumplimiento a la providencia. El pasado miércoles, la Mesa del Parlamento aceptó la propuesta de una resolución de Presidencia en la que se aceptaba que la disolución de un partido conlleva la de su grupo. Pero un día después, PNV, EA y Sozialista Abertzaleak tumbaron esta posibilidad.