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Alberto Ruiz-Gallardón fue proclamado ayer alcalde de Madrid con una ceremonia que prescindió del protocolo que tanto gustaba a su predecesor, José María Àlvarez del Manzano. Garantizó que, pese a coordinar el nuevo cargo con la presidencia de la Comunidad, la gestión no perderá eficacia y prometió convertirse en un alcalde «cercano» a los problemas de los madrileños. En el Pleno estuvieron los candidatos de PP y PSOE a la Comunidad, Esperanza Aguirre y Rafael Simancas, y Trinidad Jiménez, respectivamente.

En la votación no hubo sorpresas y el candidato popular obtuvo 30 votos, frente a los 21 de la socialista Trinidad Jiménez y los 4 que consiguió la candidata de IU-CM, Inés Sabanés.

En su discurso de investidura, el nuevo alcalde de Madrid prometió que será un regidor «cercano» a los problemas e inquietudes de los madrileños, y que siempre estará volcado en sus soluciones. En cuanto a la situación generada en la región después de que dos diputados socialistas no acudieran a la sesión constitutiva del Parlamento regional, el alcalde comentó que ello obliga a que compatibilice su nuevo puesto con el de presidente regional en funciones, «mientras la situación así lo requiera».