Pocas veces se habrá visto a Cañellas, Soler, Matas y Antich
sentados juntos, lo que esta vez consiguieron la ocasión y el
protocolo. De hecho, durante la ceremonia, dialogaron y rieron
entre ellos, en especial Cañellas y Soler. Una vez finalizado el
acto se intercambiaron elogios personales ante los medios. «Con
todos he tenido una muy buena relación ayer, hoy y espero que
mañana. Con Antich igual; durante sus años de presidente se ha
portado conmigo de una manera que no puedo más que aplaudirla»,
confesó Cañellas. Por su parte, Antich reconocía que «con el que
más he coincidido es con Matas, pero con Cañellas y Soler tengo muy
buen feeling». Cristòfol Soler, por cierto, no acudió al cocktail
posterior ni posó junto a los otros tres presidentes en la foto
para los medios de comunicación de Balears.
A pesar de la cordialidad y la armonía reinante y a lo festivo
de la jornada, Cañellas, Matas y Antich dejaron algunas frases en
clave política. El primero reconoció que «al Senado le falta alguna
cosa». Por ahí fue también la reclamación de Antich: «Ha llegado el
momento de realizar una reforma constitucional para reafirmar las
nuevas necesidades de las comunidades autónomas». Matas, por su
parte, incidió en que el acto estaba «lleno de significado
político», ya que en estos momentos España «se juega mucho en el
plano constitucional con el asunto del País Vasco». A la hora de
los recuerdos y las nostalgias, Cañellas («no añoro gobernar, en
absoluto, sólo la vida de partido») recordó enseguida «el Debate
del Estado de las Autonomías de 1987, el único que ha habido en
estos veinticinco años».
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