El Rey, acompañado de doña Sofía, el príncipe Felipe y las infantas Elena y Cristina, durante el discurso que pronunció en las Cortes.

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Recordó que la Constitución se redactó «sobre la concordia» y fue el «reflejo del más amplio y generoso consenso nunca alcanzado entre los españoles». Subrayó que de ella depende «la preciada estabilidad» del presente y tiene también un «incalculable valor para el futuro». En este punto, señaló que esta efeméride no es sólo una buena ocasión para «reafirmar su vigencia», sino también para reclamar «la responsabilidad que a todos nos incumbe respetarla y de preservar su espíritu integrador y conciliador», porque, según recordó «fue concebida como obra de todos y para todos» y nadie puede arrogarse el texto «en exclusiva como propio» ni rechazarlo «como ajeno».

A renglón seguido, definió la Carta Magna como un marco «sólido», «estable» pero también «flexible» para afrontar este «futuro en común». «Ha demostrado ser lo suficientemente amplia para que las distintas visiones y planteamientos de nuestro arco político democrático puedan expresarse y traducirse en enriquecimiento para todos -dijo-. La Constitución, permite afrontar nuestros problemas y anhelos dentro del respeto a las reglas del juego adoptadas libre y democráticamente, evitando planteamientos que puedan poner en peligro la estabilidad».

Destacó que gracias a la Constitución España ha logrado avanzar en la configuración autonómica del Estado y recordó que uno de los máximos exponentes del consenso que se logró en 1978 fue el equilibrado pacto que se alcanzó para resolver el reconocimiento y desarrollo de la diversidad constitutiva de España. El Rey tuvo un recuerdo para los españoles que han dado sus vidas por España, así como a las víctimas del terrorismo.