El papa Juan Pablo II recibió ayer en audiencia en el Vaticano al
presidente del Gobierno español, José María Aznar, ante el que
destacó las «profundas raíces cristianas» de España y el dinamismo
de su Iglesia y exhortó a los españoles a la «convivencia pacífica
en concordia y libertad».
El Papa, que presentaba buen aspecto físico aunque en algunos
momentos se le vio cansado, recibió a Aznar en la Biblioteca
privada del Palacio Apostólico en la que fue la última visita del
jefe del Ejecutivo español antes de abandonar este cargo.
Juan Pablo II y el presidente del Gobierno hablaron a solas
durante dieciséis minutos, en los que, según el portavoz vaticano,
Joaquín Navarro Valls, hablaron de Europa y de la situación en el
área Mediterránea y de Oriente Medio.
«El Papa ha apreciado la posición del presidente del Gobierno
español sobre la cuestión del reconocimiento de las raíces
cristianas de Europa», precisó Navarro.
Tras el coloquio a solas, entró en la Biblioteca la esposa de
Aznar, Ana Botella, sus hijos Ana y Alonso, su yerno, Alejandro
Agag, y una veintena de colaboradores, a los que el jefe del
Ejecutivo fue presentando.
En el momento en que su hija, Ana, besaba el anillo al Papa, el
presidente del Gobierno le comentó que está embarazada y que espera
un hijo para la próxima primavera.
Juan Pablo II subrayó la colaboración «sincera y leal» entre las
Iglesia y el Estado «desde el respeto y la independencia», e hizo
votos por el «progreso espiritual y material de los españoles», así
como por su «convivencia pacífica en concordia y libertad».
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