El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón ordenó ayer el
traslado a la prisión madrileña de Soto del Real del ciudadano
español Hamed Abderrahman Ahmed, «Hmido», detenido durante más de
dos años en Guantánamo, quien reconoció que se trasladó a
Afganistán para formar parte de un grupo talibán. Según explicaron
fuentes jurídicas, Hamed Abderrahman «Hmido» declaró durante tres
horas ante el juez Garzón, al que relató que formó un grupo
fundamentalista en Ceuta con cuatro o cinco amigos y que, «cuando
estuvo preparado», se trasladó a Afganistán, donde se integró en un
grupo de talibanes hasta que fue detenido tras los atentados del 11
de septiembre en EE UU.
Por su parte, los abogados del acusado anunciaron que recurrirán
la prisión la próxima semana y que pedirán responsabilidades al
Gobierno de los EE UU por las «torturas» y «la barbarie descomunal»
cometidas contra su cliente mientras estuvo detenido en la base
norteamericana. El acusado, que condenó estos atentados, aseguró
que su integración en los mencionados grupos era para aprender el
Corán en el sentido fundamentalista y el apoyo a los talibanes del
norte de Afganistán.
Explicó que conoció a un ciudadano marroquí llamado «Abdulá» con
el que formó un grupo de fundamentalistas en Ceuta y que en julio
de 1998 se dirigió a un agencia de viajes, donde compró un «visado»
para Teherán y con el billete «le regalaron otro» para ir a la
frontera norte de Afganistán, según las mismas fuentes. Una vez
llegado a ese país, contactó con «Ibrahin», al que comunicó su
intención de participar en la Yihad Islámica «y ayudar a los
hermanos musulmanes», y fue trasladado a Kandajar, donde estuvo en
una «madrassa» o escuela coránica hasta que finalmente viajó a
Kabul, donde permanece hasta su detención. Los abogados Javier Nart
y Marcos García Montes explicaron que su cliente no tiene
vinculación con ninguna organización terrorista, ni con Al Qaeda y
que se refirió a esta última como «una organización criminal». Los
letrados aseguraron que solicitarán responsabilidades «a quienes
han cometido una violación de los derechos humanos» con el trato
dado al preso en Guantánamo y recordaron que la Comisión de
Derechos Humanos de la ONU calificó de «detenciones arbitrarias»
las realizadas por EE UU en relación con la red terrorista. Nart
comparó la situación de su cliente con la de Segundo Marey,
secuestrado por los GAL, por estar encarcelado «en un país que se
dice defensor de la libertad».
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