Los delitos que el juez Andreu imputa a estos dos etarras, que
fueron detenidos el pasado domingo en Cañaveras (Cuenca) con una
furgoneta cargada con 536 kilos de explosivo, son pertenencia a
banda armada, tenencia ilícita de explosivos, tentativa de estragos
y conspiración para el asesinato. Aunque ambos se negaron a
declarar ante el juez, ante la Guardia Civil admitieron que
pretendían haber atentado en Baqueira Beret, lugar en el que la
Familia Real pasa sus vacaciones navideñas de forma habitual, en
diciembre del año pasado colocando explosivos bajo tierra. El
atentado se frustró por las malas condiciones climatológicas.
El 22 de mayo, el día de la boda del Príncipe Felipe y Letizia
Ortiz, los terroristas pretendían volar ocho torres de conducción
eléctrica. En todo caso, ambos reconocieron la extrema dificultad
para cometer una acción ese día ante las medidas de seguridad y
podrían haber optado por cometerla un día de la semana anterior con
el objetivo de sembrar el caos en Madrid.
El comando desarticulado también había recopilado información
sobre Carlos Urquijo, delegado del Gobierno en el País Vasco.
Urquijo fue concejal de Urbanismo en el Ayuntamiento de la
localidad alavesa de Llodio y se da la circunstancia de que el
tercer detenido en esta operación policial, Beñat Barrondo, trabaja
en dicha Concejalía como delineante. Ambos terroristas estarán
incomunicados en prisión durante 24 horas, lo que permitirá que
Barrondo declare este viernes ante el juez.
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