Decenas de miles de ciudadanos participaron en concentraciones
espontáneas o convocadas por administraciones públicas y privadas
para condenar los atentados de ayer en Madrid, en los que han
muerto más de 190 personas, el balance más sangriento del
terrorismo en el país. Tras conocer el suceso se convocaron actos
de repulsa, secundados por miles de ciudadanos. Las universidades
se sumaron con actos espontáneos de condena y paros de cinco
minutos, como en Córdoba, Granada, Murcia o Zaragoza, donde
Francisco de Borja Giménez Larraz, hijo de Manuel Giménez Abad,
asesinado por ETA en 2001, leyó un manifiesto de condena.
El presidente de la Generalitat de Catalunya, Pasqual Maragall,
acudió junto con Jordi Pujol a la Plaça de Sant Jaume, donde se
congregaban más de 5.000 personas, mientras que de forma espontánea
trabajadores y escolares se concentraban ante sus centros. Miles de
barceloneses se sumaron a las cuatro manifestaciones espontáneas
que se celebraron en la Ciudad Condal, tres de ellas convocadas por
estudiantes.
En Madrid hubo concentraciones silenciosas ante la Asamblea
regional, el Ayuntamiento, la Puerta del Sol o el Ministerio de
Administraciones Públicas, donde estuvo presente su titular, Julia
García-Valdecasas.
Miles de andaluces pararon su actividad y se congregaron sin
esperar a ser convocados. Dos mil sevillanos guardaron cinco
minutos de silencio con las manos arriba y las palmas abiertas,
tras lo que prorrumpieron en una fuerte ovación. Varios miles de
personas se concentraron en la plaza del Pilar de Zaragoza después
de que el Ayuntamiento aprobara un manifiesto de repulsa y en
Teruel y Huesca otros dos mil ciudadanos secundaban los actos.
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