Madrid vivió ayer una jornada de terror. Varios terroristas
perpetraron la mayor masacre en la historia de la democracia. El
balance provisional arroja las tristes cifras, todavía no
oficiales, de 186 muertos y más de un millar de heridos, en su
mayoría estudiantes y trabajadores que viajaban en los convoyes.
Hasta 13 bombas en cuatro trenes de cercanías fueron colocadas, con
el objetivo de que seis de ellas derribaran la estación de Atocha.
Además de la estación, las bombas estallaron en la calle Téllez, en
Santa Eugenia y en El Pozo del Tío Raimundo. Las otras tres eran
trampas que fueron explosionadas por los artificieros. El horror se
desencadenó en torno a las 7.40 horas de la mañana. De forma
sucesiva estallaron tres bombas en un tren que estaba entrando ya
en Atocha; cuatro en otro tren en las proximidades de la calle
Téllez, cercana al centro ferroviario; dos más en la Estación de El
Pozo del Tío Raimundo; y una última en la de Santa Eugenia.
Todas las bombas estaban colocadas en mochilas que los
terroristas dejaron en vagones de cercanías de Renfe, que partieron
de sus estaciones de origen (Guadalajara el que estalló en Atocha y
Alcalá de Henares los otros tres) entre las 6.45 y las 7.15 horas.
El caos se apoderó de estas cuatro zonas de Madrid. Según las
útimas cifras oficiales, que cifraban el número de muertos en al
menos 190 y 1.247 heridos. El atentado más sangriento fue el que
debía cometerse en Atocha, con 89 fallecidos (59 y 30 en cada uno
de los dos convoyes que volaron los terroristas, el que entraba ya
en la estación y el de la calle Téllez). En El Pozo murieron 67
personas y en Santa Eugenia otras 17.
Seis de las bombas, las que estallaron en las cercanías de
Atocha y las de la calle Téllez debían explotar a la misma hora en
el interior de la estación, para que se produjera un efecto
multiplicador de la onda expansiva que destrozara las instalaciones
y provocara su derrumbamiento. El retraso en tan sólo dos minutos
de uno de los trenes, el de la calle Téllez, evitó que esas bombas
estallaran a la vez y que se produjera una catástrofe de
dimensiones aún mayores. Aunque en los primeros momentos se
apuntaba a ETA como autora de los atentados, pese al detalle
destacado de que por primera vez no avisó, a última hora de la
noche Al Qaeda reivindicaba la acción, un hecho que investigan las
Fuerzas de Seguridad.
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