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Las primeras comparecencias ante la comisión de investigación sobre el 11-M tendrán lugar a partir del próximo 6 de julio, con el testimonio de agentes de las fuerzas de seguridad y altos mandos de la «cúpula» policial, según acordó ayer por unanimidad el pleno de esta comisión parlamentaria.

Por el momento, los acuerdos adoptados se circunscriben a la tramitación de la documentación, a las fechas de las primeras comparecencias y a su distribución en bloques, sin que se hayan votado ni discutido las listas de posibles comparecientes.

Los dieciséis comisionados decidieron, también por unanimidad, solicitar al Gobierno, medios de comunicación y empresas de telefonía toda la documentación que había sido propuesta por los grupos, que deberá llegar al Congreso antes de siete días.

El presidente de la comisión, Paulino Rivero, de CC, informó además de que se ha acordado agrupar a los comparecientes en tres bloques. El primero corresponde a los funcionarios de Policía, con los cuales comenzará la primera ronda de declaraciones, los días 6, 7 y 8 de julio; les seguirá un segundo grupo de directivos de medios de comunicación públicos y privados; el tercero es el de los políticos y altos cargos del Gobierno del PP y del actual Ejecutivo del PSOE.

La abundante relación de documentos pedidos por los diferentes grupos, entre los cuales figuran informes sometidos a secreto sumarial o clasificados como secretos por pertenecer al CNI, ha sido tramitada sin excepciones; el presidente de la comisión reveló que el martes mismo se comenzaron a enviar los requerimientos.

Por el momento, se ha renunciado a solicitar las comparecencias de los ministros del Interior de Alemania y Marruecos, pedidas por el Grupo Mixto. De otra parte, la Fiscalía de la Audiencia Nacional se opondrá a entregar a la comisión de investigación documentos incorporados al sumario que instruye el juez Central de Instrucción número 6, Juan del Olmo, según informó ayer el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño. El motivo de esta negativa es que la causa está secreta y, por tanto, el envío de documentación al Congreso de los Diputados podría alterar esta medida de precaución.