Zapatero anunció en el Congreso, donde compareció para explicar la
Cumbre de Bruselas en la que se aprobó la Constitución europea, que
habrá referéndum, que será «en el plazo más breve posible» tras la
firma del Tratado, a finales de noviembre o principios de
diciembre. «Queremos estar entre los primeros protagonistas de esta
fase crucial de la integración europea», dijo el jefe del
Ejecutivo, que consideró necesario «confiar en el pueblo» pese a
que habrá quien piense que esta consulta es innecesaria.
En cuanto al reparto de poder, Zapatero se mostró satisfecho.
«España ha mantenido la aspiración de verse reconocida la capacidad
de influencia de los grandes», dijo. Pero Rajoy no lo vio así y
lanzó un duro ataque al presidente del Gobierno. Cree el líder
popular que el Gobierno aceptó a cambio de nada la doble mayoría,
un sistema que tachó de «retroceso objetivo» en la cuota de poder
de España. «Lo que ha hecho en Bruselas lo podía haber hecho por
teléfono con los mismos resultados», sentenció.
Ahora, dijo, lo importante es poder explicar a los ciudadanos la
importancia de la Constitución y pidió, en este sentido, recuperar
la unidad de todos las fuerzas políticas para recomponer una
política de Estado «profundamente dañada». En la convocatoria del
referéndum, Zapatero encontró el respaldo de todos los grupos,
especialmente del PP. Mariano Rajoy aseguró que era era la posición
de su partido e incluso adelantó que los populares pedirán el voto
favorable al texto aprobado en Bruselas.
Los nacionalistas también destacaron la necesidad de un
referéndum, pero no fueron tan rotundos en el sentido de su voto.
El portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, aseguró que antes de
definirse habrá un debate interno, aunque advirtió que, «si no se
aprueba la Constitución, sería dejar a Europa en caída libre». El
portavoz del PNV, Josu Erkoreka, dijo no entender el miedo que hay
a la consulta para el Plan Ibarretxe si se pretende hacer lo mismo
con la Constitución Europea. Sólo CC adelantó su voto afirmativo al
Tratado europeo.
En su segunda intervención, Zapatero contestó con dureza a
Rajoy. Le dijo que «el Gobierno ha conseguido en esta negociación
lo que anteriormente el Gobierno del PP no consiguió y Europa no le
dio». Para validar esta afirmación, esgrimió un documento que le
entregó Aznar en el traspaso de poderes en el que se asegura que
España «ha dejado entender de modo oficioso que aceptaría» el
umbral aprobado en la Constitución para la doble mayoría, de un 65
o un 66%.
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