El ex ministro Trillo quiso explicar en el Congreso su versión sobre el accidente.

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El ministro de Defensa, José Bono, reveló ayer que se decidió cambiar el avión -Tupolev por Yakovlev- un mes antes del accidente por un ahorro «despreciable» de 6.000 euros y anunció que propondrá al Consejo de Ministros un conjunto de medidas, durante un debate tenso, en el que el ex ministro Federico Trillo rompió su silencio. Ante el Pleno del Congreso, el titular de Defensa denunció además que la tripulación del Yak acumulaba más de 23 horas de vuelo y el avión voló con dos averías graves: no funcionaba la caja de registro de voz de la cabina desde hacía un mes, ni el sensor de combustible.

Sobre la decisión del cambio de avión, José Bono dijo que se invocó al «ahorro despreciable» que no llegaba a 6.000 euros, pero «se perdieron 700 millones de pesetas en el seguro». Recordó que las 30 identificaciones confiadas a los médicos españoles fueron erróneas, debido sin duda a «la prisa» por enterrar los cadáveres. Bono adelantó que pedirá hoy autorización al Consejo de Ministros para «adoptar las medias que procedan» en el ámbito de su competencia y propondrá el pase a la reserva de las jefaturas del Estado Mayor Conjunto y de la División de Operaciones, por su implicación en el contrato y vuelos del Yak-42.

En su pormenorizada explicación de las últimas investigaciones sobre el accidente ocurrido en Turquía en mayo de 2003 que se cobró la vida de 62 militares españoles, el ministro de Defensa afirmó que antes del vuelo, al menos, se ignoraron 16 quejas presentadas por parte de los militares, del servicio de inteligencia del Ejército de Tierra y notas del Ejército del Aire. En todas estas notas se advertía sobre la falta de seguridad de este tipo de vuelos. Con la presencia de una treintena de familiares de las víctimas en el palco de invitados del hemiciclo, el ministro de Defensa aseguró que no le correspondía exigir responsabilidades fuera del Ministerio. «No soy juez, abogado ni fiscal de nadie».