La presunta etarra Sara Majarenas fue detenida junto a su compañero Orbegozo.

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La Guardia Civil detuvo ayer en la localidad guipuzcoana de Zarauz a Patricia Perales Hurtado, novia del supuesto etarra Javier Pérez Aldunate, encarcelado esta semana por orden del juez Baltasar Garzón acusado de haber planeado presuntamente un atentado contra el Rey en Mallorca.

En concreto, las fuentes indicaron que la detenida «ha realizado algunos viajes» con su pareja, quien supuestamente formaba un comando junto a Ieltxu López de Aberasturi, detenido en Campello (Alicante), y el huido Pablo Aperribay, según el auto de Garzón por el que se ordenó el ingreso en prisión tanto de Aldunate como de López de Aberasturi.

Según informaron fuentes de la lucha terrorista, Perales ha sido trasladada a la dirección del Instituto Armado en Madrid, donde se tratará de determinar la vinculación que pudiera mantener con las presuntas actividades terroristas de Aldunate, detenido en Basauri (Vizcaya) el viernes pasado.

El citado auto indicaba asimismo que en la vivienda que ocupaba Aldunate se encontraron dos cartas escritas por el dirigente etarra Garikoitz Aspiazu, «Txeroki», en las que se instaba al comando a «poner 'patas arriba' a un enemigo uniformado» en un atentado que debería tener lugar, en cualquier caso, antes del próximo 19 de marzo, y se decía que «tenemos que poner muertos sobre la mesa cuanto antes».

Asimismo se indicaba que Aldunate fue captado por ETA en la primavera de 2001 por Ibón Fernández Iradi, «Susper», y que en marzo de 2004 «Txeroki» le ordenó que se desplazara a Mallorca para «recopilar toda la información posible» sobre el Rey, «con el fin de atentar contra su vida» en un atentado que se llevaría a cabo «con un rifle que le sería entregado en la isla».

Este atentado no se pudo realizar a pesar de que Aldunate estuvo en Mallorca realizando funciones «dirigidas a averiguar las zonas que podría frecuentar el Jefe del Estado» porque el citado rifle no llegó a sus manos.

Para Garzón el desistimiento de este atentado «no es voluntario, sino debido a la falta de comunicación entre los actores que, de haberla habido, habría incidido en el mayor perfeccionamiento de la acción iniciada».