Los vecinos se manifestaron ayer por la Ronda de Dalt de Barcelona.

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Varios centenares de vecinos del Carmel cortaron sobre las 19 horas de ayer la Ronda de Dalt de Barcelona, a la altura del Velódromo de Horta, para exigir a las administraciones y a la clase política que centre sus esfuerzos en aportar soluciones a los problemas del barrio y no en polémicas políticas. Esta acción de protesta se ha producido después de que centenares de vecinos iniciaran una manifestación, al margen de la asociación de vecinos del barrio, por las calles del Carmel en demanda de una solución a los problemas de la zona, afectada por desprendimientos de tierra a consecuencia de las obras de la línea 5 del metro.

El derrumbe de este inmueble, ocupado por un taller mecánico y una planta vivienda, llevó al Ayuntamiento a ordenar el desalojo inmediato de unos 50 edificios de la zona que albergaban a más de mil vecinos, así como dos escuelas próximas en las que estudian cerca de 600 alumnos.

Según los manifestantes, la protesta, que partió desde el centro de jóvenes Boca Nord y durante la cual se corearon lemas en contra de los políticos catalanes, congregó a un millar de personas, mientras que la Guardia Urbana no facilitó cifras. La aparición el pasado 27 de enero de un gran socavón en un túnel de la Línea 5 del Metro de Barcelona, bajo el Carmel, ha convulsionado este humilde barrio barcelonés y ha abierto una polémica política saldada hasta ahora con dos dimisiones de altos cargos y la creación de una comisión de investigación.

Aunque dos días antes ya se produjo un primer desprendimiento en el túnel de maniobras excavado bajo el Carmel, no fue hasta la mañana del día 27 cuando se abrió un enorme socavón de unos 30 metros de diámetro y otros tantos de profundidad bajo un inmueble de dos plantas situado en el número 12 del Pasaje Calafell, que se desmoronó sin causar víctimas.

Gran parte del área se presentaba inestable y cinco días después fue derribado el edificio contiguo al hundido inicialmente, sin que sus 27 vecinos pudieran recuperar sus pertenencias ante el peligro que ello suponía, mientras posteriormente se decidió la demolición de otros tres inmuebles colindantes con los anteriores, en la bautizada como «zona cero» del Carmel.