El ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol acusó ayer a su
sucesor, Pasqual Maragall, de provocar una «ruptura profunda» en
Catalunya con sus acusaciones «extremadamente graves» de corrupción
contra CiU y dijo no temer la comisión de investigación sobre
adjudicación de obras públicas. Pujol convocó a la prensa en su
oficina para leer una declaración sobre la «crisis» desatada a raíz
de las insinuaciones de Maragall en relación al presunto cobro de
comisiones por la adjudicación de obra pública en Catalunya, unas
insinuaciones que, según el fundador de CiU, sirvieron para que
Maragall «se quitara de encima la presión» por la crisis del
Carmel.
Según Pujol, «todo el estrépito» causado por las palabras de
Maragall «hará mucho daño» al país y «dejará herida». Pujol, que en
los últimos cuatro días, coincidiendo con la polémica sobre el
cobro de comisiones ilegales, ha asistido en Mónaco a un encuentro
del Instituto Mediterráneo de Estudios Políticos, ha remarcado que
desde que dejó su cargo al frente de la Generalitat «he procurado
actuar con el máximo respeto y deferencia» hacia Maragall.
«El incidente que se ha producido estos días es de una extrema
gravedad, precisamente por la persona que la ha provocado y por el
lugar donde la ha provocado, el Parlament», ha añadido Pujol, quien
se reunió el día anterior con el presidente de CiU, Artur Mas, para
analizar la crisis abierta.
Con su actuación en el pleno extraordinario sobre el Carmel del
pasado jueves, Maragall provocó, a su juicio, una «ruptura profunda
en el país», lo que es «especialmente negativo en un país como el
nuestro, que necesita el máximo posible de cohesión y convivencia».
Para Pujol, un presidente de la Generalitat debe dedicarse
precisamente a «fortalecer» esta cohesión, pero ello requiere «una
manera de hacer serena y equilibrada», así como «evitar que el
debate político se lleve a extremos sectarios y peligrosos».
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