Los reyes de España ocuparon un lugar preeminente en el funeral por
el papa Juan Pablo II. De esa delegación formaron parte, además de
los Reyes, el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; el
ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos; y el
presidente del Partido Popular Mariano Rajoy.
Todos ellos accedieron desde la Basílica hasta el lugar
destinado a las delegaciones oficiales, situado a la izquierda del
altar desde el que se ofició el funeral. Don Juan Carlos y doña
Sofía (la Reina de negro y con peineta), se situaron en la primera
fila, en una de las dos únicas hileras que disponían de
reclinatorio. En esa primera fila se situaron, entre otros, los
Reyes de Bélgica, de Dinamarca, de Jordania, de Suecia, los Grandes
Duques de Luxembrugo y el Rey Letsie III de Lesoto.
Zapatero, Moratinos y Rajoy fueron sentados cinco filas más
atrás, en el sitio que le correspondía a la delegación española en
la ordenación alfabética por países, en francés, realizada por el
Vaticano.
En los prolegómenos del funeral, los integrantes de la
delegación departieron con otros jefes de Estado y de Gobierno
asistentes a la ceremonia. Así, don Juan Carlos y doña Sofía,
conversaron, entre otros, con los representantes de las Casas
Reales (a su derecha se sentaron Margarita y Enrique de Dinamarca y
a su derecha Abdallah y Rania de Jordania), y con los presidentes
francés, Jacques Chirac; portugués, Jorge Sampaio; e italiano,
Carlo Azeglio Ciampi; y pudieron cambiar impresiones con el
portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls.
El presidente estadounidense, George W.Bush, fue el último jefe
de Estado en acceder a la Plaza de San Pedro, y tras ser recibido
por las autoridades vaticanas y mientras se dirigía al sitio
reservado para él, destinó su primer saludo al Rey Juan Carlos y a
la Reina y eludió saludar a Zapatero.
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