Rajoy, junto a Fraga, durante un acto electoral en Pontevedra.

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El Gobierno cree que es muy difícil conseguir la unidad de todos los partidos democráticos contra el terrorismo con las continuas declaraciones a los medios de comunicación desde los diferentes ámbitos políticos. Esta apelación de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, no ha tenido efecto en el PP, que continúa su oleada de críticas al Gobierno. La última, a raíz de que desde Batasuna se haya señalado que «ya están en marcha» los carriles para el diálogo y el acuerdo político. Para el líder de la oposición, Mariano Rajoy, «ETA le está poniendo deberes al Gobierno», y sus críticas a los ministros José Bono y Juan Fernando López Aguilar son una forma de «reñir» al Ejecutivo cuando «algunos ministros dicen lo que piensa mucha gente».

No parece probable que el Gobierno vaya a conseguir ese período tranquilo del PP. El motivo fundamental de los últimos días son las declaraciones que se están escuchando desde Batasuna, saludando todos los movimientos del Ejecutivo en política antiterrorista. Fernando Barrena, dirigente de la formación ilegalizada, aseguró que «ya se están dando pasos concretos» para la constitución de los dos espacios de diálogo que Batasuna incluyó en su propuesta política, una entre los partidos políticos vascos y otra entre el Gobierno y ETA. Batasuna critica las manifestaciones públicas de algunos ministros que han desacreditado las opiniones de la formación abertzale o que han asegurado que se seguirá golpeando a ETA, como es el caso del titular de Defensa, José Bono, o del de Justicia, Juan Fernando López Aguilar.

«Lo mejor es que haya unidad de todas las fuerzas democráticas», dijo De la Vega en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, y ésta es difícil que se consiga si se mantiene el actual cruce de declaraciones desde todas las instancias políticas. «Llevamos muchas horas hablando y diciendo muchas cosas», añadió, y lo que hay que hacer es «discutir menos, reflexionar más y avanzar juntos». Lo que pidió De la Vega es «un tiempo de sosiego y reflexión», no un pacto de silencio, sino «serenidad» de todas las partes implicadas, en clara alusión al PP.