Rodríguez Zapatero participó ayer en Madrid en un acto de las Juventudes Socialistas.

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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró ayer que al final de la legislatura habrá una Constitución más fuerte y más sólida, que habrá integrado y unido a los ciudadanos y a la mayoría de los territorios e identidades. Zapatero, que realizó estas afirmaciones en una conferencia de la Escuela de Juventudes Socialistas 'Tomás Meabe', situó la pobreza y la miseria como el principal problema de la humanidad, subrayó que España va camino de convertirse en uno de los países con más progreso económico y social, donde priman los valores de paz, liderazgo, diálogo y entendimiento. Además, señaló como uno de sus objetivos acabar con los contratos basura y la temporalidad.

Después de confesar su «profundo sentimiento constitucional», Zapatero criticó que el Partido Popular abrace ahora de una manera exclusivista la Carta Magna cuando antes «no le gustaba» y recordó que cuando los países se han planteado desde el poder «ideologías de exclusivismo» es cuando peor ha ido nuestro país. También apostó por esperar al menos un año más para que el principal partido de la oposición empiece a «tomar decisiones, marcar iniciativas y otras estrategias», ya que, según su opinión, el PP todavía no ha hecho el «proceso de digestión» de su derrota electoral.

Para Rodríguez Zapatero, la Carta Magna es la «esencia de la democracia» en España y «sirve para unir, para convivir y para integrar a identidades y a las personas vivan donde vivan». Por eso, el presidente del Ejecutivo se mostró convencido de que cuando acaben los cuatro años de su Gobierno, la Constitución será «más fuerte en este país» porque habrá integrado, sumado y unido a la mayoría de los territorios e identidades.

En cuanto a los temas que preocupan al presidente del Gobierno, Zapatero situó la pobreza y la miseria como el problema de la humanidad. Después habló de la violencia, que se cobró 185 millones de vidas el pasado siglo en guerras y conflictos armados y que sigue amenazando en la actualidad con el terrorismo radical, el fanatismo y el extremismo. Por eso, Zapatero apostó por mantener una voz fuerte contra cualquier tipo de violencia.