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Cobra fuerza la hipótesis de que el helicóptero en el que murieron 17 soldados españoles destinados en Afganistán sufriera un accidente provocado por fuertes vientos racheados. Así lo ha dicho el ministro de Defensa, José Bono, tras visitar la zona del siniestro y escuchar de los expertos que no se ven indicios de que se haya producido un ataque. En todo caso, todavía no se ha descartado ninguna posibilidad. Mientras tanto, los equipos forenses han comenzado los trabajos para la identificación de los 17 cadáveres. Se prevé que estén finalizados en tres días.

«Los especialistas encargados de la investigación no ven indicios que apunten a un ataque exterior, sino que más bien la existencia de vientos fuertes y racheados en la zona en el momento de la tragedia puede estar en el origen de la misma». Así lo explicó Bono al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante la conversación mediante videoconferencia que mantuvieron ayer. El ministro de Defensa, que está ya en Afganistán, aseguró que esta es «la hipótesis más probable», aunque «de momento no se puede descartar ninguna».