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Seis meses de cárcel y multa de 27.000 euros. Esa ha sido la condena que la Sección Cuarta de la Audiencia Nacional ha impuesto a Emilio Ybarra, ex copresidente del BBV, por un delito de apropiación indebida con las atenuantes de reparación del año causado y confesión, en relación a la contratación de 22 fondos de pensiones con dinero procedente de cuentas fuera de balance de la entidad. Dada la levedad de la pena y por no tener antecedentes penales, Ybarra no ingresará en prisión.

Los otros cuatro directivos del banco, encausados por el mismo motivo, han sido absueltos. Se trata del ex secretario del consejo de administración de BBVA José María Concejo y el ex consejero Juan Urrutia, y los ex altos cargos del banco que figuraban como apoderados de las cuentas del BBV en el extranjero, Rodolfo Molinuevo y Luis Javier Bastida.

La sentencia considera probada la principal tesis de las defensas para pedir la libre absolución, consistente en que tras la fusión con Argentaria se «creó cierto malestar» entre los consejeros procedentes del BBV, porque sufrieron una disminución del 30 por ciento de sus retribuciones, para equipararlas con las de sus compañeros de Argentaria. «Es, a partir de aquí, donde se inicia la comisión del delito imputado a los acusados», señala la resolución.

«Consecuencia de lo anterior, Emilio Ybarra, con objeto de compensar tal diferencia económica y obviando así el acuerdo al que había llegado en el propio Proyecto de Fusión y especialmente en conversaciones mantenidas con Francisco González (actual presidente del BBVA) sobre la igualdad retributiva entre todos los consejeros, decidió constituir a su favor y a favor de aquellos provenientes del BBV unos fondos de inversión o planes de pensiones con la firma Alico» de Estados Unidos, explica el tribunal.

La resolución agrega que Ybarra, «al margen de cualquier acuerdo societario sobre el particular, pensó proceder a la compensación a través de los fondos propiedad del BBV existentes en la Isla de Jersey no incluidos en los registros contables oficiales y cuya existencia era conocida sólo por algunas personas pertenecientes al BBV y absolutamente desconocida para los nuevos socios de Argentaria».