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La Guardia Civil y la policía, en dos operaciones interrelacionadas, desarticularon ayer sendas células terroristas de origen islamista que tenían como principal función el reclutamiento y envío de muyaidines a Irak. Uno de los grupos podría estar planificando atentados para cometer en Europa, quizá también en España. El otro, habría enviado a Irak al suicida que atacó a soldados italianos en noviembre de 2003, asesinado a doce de ellos. En total, han sido 20 detenidos en Barcelona, Madrid y Guipúzcoa.

El ministro del Interior, José Antonio Alonso, informó de que no hay constancia de que las células «fueran a cometer ningún atentado inminente o cercano en España», si bien tenían un nivel estructural que no permite excluir que «hubieran podido cometer en el futuro acciones violentas en cualquier país europeo».

Las dos células, que tenían ramificaciones en varios países de Europa, norte de Africa y Oriente Próximo, han sido identificadas gracias a la investigación de las tramas internacionales del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM) y del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) efectuada por las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia españoles.

Según concretó, las células tenían un grado de articulación «un punto superior» al de las desarticuladas en los últimos meses y se dedicaban fundamentalmente al reclutamiento de terroristas para Irak y al apoyo logístico y financiero.

La mayoría de las detenciones se han producido en Vilanova, donde estaba establecida una de las células que, desde finales de 2003, mandaba terroristas a Irak a través de Siria o Jordania. Alonso dijo que hay «indicios poderosos» de que fue esta célula la que envió al terrorista argelino que atentó en la base de Nasiriya (sur iraquí) y mató a 19 italianos y nueve iraquíes.

Las fuerzas de seguridad españolas han contado con datos de ADN del presunto terrorista proporcionados por la Fiscalía de Roma. En Vilanova, han sido detenidos once marroquíes, dos españoles y un turco, mientras en un domicilio de la cercana Sant Boi fueron arrestados un español y una marroquí.

Además de terroristas, esta célula se dedicaba a la obtención de fondos para Irak, para lo cual disponía de un entramado económico. La desarticulada en Madrid desarrollaba una «actividad más compleja», según Alonso, pues además de facilitar el tránsito de combatientes desde Africa a Irak, podía tener entre sus misiones la «planificación de actividades violentas en Europa».