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Los etarras Jesús María Etxeberria y Angel Aranburu trataron ayer de ser expulsados del juicio que comenzó a celebrarse contra ellos en la Audiencia Nacional dando patadas al cristal de la sala blindada en la que comparecen los acusados de terrorismo.

Al mismo tiempo que la Policía reducía a los dos etarras, el presidente ordenaba también la expulsión de sus familiares y amigos que se encontraban entre el público por alteración del orden, al haberse puesto a jalear a los acusados poniéndose en pie con el puño en alto.

«No vamos a contestar a ninguna pregunta, sólo que estamos orgullosos de ser militantes de ETA», dijo Etxeberria en euskera antes de que el presidente del tribunal, Alfonso Guevara, preguntara si tenían intención de declarar a los dos acusados, para quienes el fiscal pide 18 de cárcel por la colocación de un coche-bomba en 2002 en un aparcamiento de la ciudad de Santander.

Tras negarse a levantarse y decir varias veces: «nos vamos», «vamos a abandonar», a la vez que se giraban hacia la puerta del habitáculo, Guevara les espetó: «ustedes no se van a ir a ningún lado», y pidió a la Policía que entrara en la sala blindada y procediera en consecuencia.

Poco antes de que accedieran los agentes, los dos etarras comenzaron a dar patadas a los cristales blindados y finalmente fueron reducidos y esposados y así permanecieron durante toda la vista, que continuará el 5 julio con la declaración de dos testigos que hoy no comparecieron por un error en la citación.

Etxeberria y Aranburu constituyeron en noviembre de 2002 un comando de ETA al que llamaron «Egoitz eta Hodei», en homenaje a dos etarras que fallecieron cuando transportaban explosivos. Fueron detenidos tras un tiroteo en el que resultó muerto un guardia civil que se disponía a identificarles en una gasolinera de la A-6.