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El secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, aseveró ayer que la Guardia Civil «no efectuó los disparos» que causaron la muerte al inmigrante que el día 3 intentó sortear la valla de Melilla, e informó de que el acceso de «ilegales» a esa ciudad bajó un 60 por ciento en el primer semestre de 2006.

Camacho compareció ayer en la Comisión de Interior del Congreso a petición propia, del Grupo Mixto y de IU-IPCV para explicar la muerte de tres inmigrantes en la frontera de Melilla, uno de ellos en el lado español de la verja, y los otros dos en el marroquí.

Tras matizar que el juzgado de instrucción número 3 de Melilla competente en el caso aún mantiene el secreto sumarial, Camacho ofreció información «dentro del margen que tal decisión judicial impone», recabada de la Guardia Civil y de la Delegación de Gobierno de Melilla.

Durante la exposición de los hechos, el responsable del Ministerio del Interior explicó que los fragmentos de proyectil hallados en el cadáver «no corresponden a munición de arma corta, según nuestros primeros informes, y son compatibles con munición de arma larga».

Los procedimientos de almacenamiento y control de las armas largas usadas por la Guardia Civil «descartan totalmente» su uso durante los incidentes, añadió al respecto.

Además del inmigrante fallecido -que no portaba documentación y aún no ha podido ser identificado-, otro inmigrante resultó herido de gravedad por impacto de bala.

Este último permanece en el hospital comarcal de Melilla tras ser intervenido de un traumatismo abdominal abierto y, según un informe médico del centro, el paciente manifestó haber recibido un disparo «procedente de Marruecos» cuando intentaba subir a la valla.

Camacho indicó que el sistema anti-intrusión o sirga tampoco fue la causa determinante de las graves heridas del inmigrante hospitalizado, y no originó ningún «daño apreciable» al resto de interceptados en el perímetro fronterizo.