«España no acepta ni aceptará inmigración clandestina ni ilegal, sencillamente porque no es inmigración». Con esta frase, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, delimitó ayer la política del Ejecutivo en esta materia, que se complementa con el apoyo a un flujo de inmigrantes a nuestro pais «vinculada al mercado de trabajo y a las necesidades laborales».
En su opinión, España se ha convertido por su posición geográfica y crecimiento económico, al igual que otros países de la Unión Europea, en un «foco de atracción» para los inmigrantes. «Y lo va a seguir siendo. La inmigración es un fenómeno complejo, con numerosas facetas positivas. La prosperidad de la que disfrutamos no hubiera sido posible sin su aportación», hizo hincapié.
La secretaria ejecutiva de Política Autonómica y Local del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, acusó al Gobierno de mostrar «encefalograma plano» ante la avalancha de inmigrantes irregulares.
Por su parte, un afectado directo del problema, el presidente canario, Adán Martín, advirtió que el apoyo parlamentario al Ejecutivo de Coalición Canaria puede verse resentido si no se ponen medios suficientes para el control de la llegada de 'sin papeles'.
En su intervención ante los 123 jefes de misión que participan en Madrid en la IV Conferencia de Embajadores, Zapatero aseguró que España «valora la inmigración, que necesitará la inmigración que esté vinculada al mercado de trabajo y a las necesidades laborales, pero que no acepta ni aceptará inmigración clandestina ni ilegal sencillamente porque no es inmigración. Es un fraude a los inmigrantes, a los trabajadores y, por supuesto, a lo que deben ser las reglas de convivencia».
Zapatero dejó claro que la gestión «integral y adecuada» del fenómeno migratorio es «probablemente» uno de los desafíos de «mayor calado» que nuestra generación deberá afrontar. «Implica todo un conjunto de actuaciones, de iniciativas a corto y largo plazo, en gran medida dependientes de nuestra acción exterior y, por tanto, en gran medida dependientes de una buena gestión de nuestra red diplomática, de nuestros embajadores», señaló a los embajadores.
Además, consideró que implica también «cooperación al desarrollo, concertación con países de emisión y tránsito, control fronterizo en estos países, represión de las mafias, canalización correcta de los flujos legales que España va a seguir necesitando».
Por otra parte, el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, anunció que llevará al Congreso una propuesta para racionalizar los flujos migratorios procedentes del Àfrica subsahariana. Caldera, que abordó la cuestión en la cumbre de embajadores españoles, declinó anticipar más detalles, pero aprovechó para defender el último proceso de regularización vinculada al puesto de trabajo, afirmando que el anterior Gobierno del PP había dejado «muchos extranjeros en situación ilegal, que habían entrado en España con los señores Rajoy y Acebes siendo ministros del Interior».
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