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EUROPA PRESS-FINLANDIA
Los ministros de Justicia e Interior de la Unión Europea mostraron ayer su solidaridad con los países del Mediterráneo que en mayor medida reciben la presión de la inmigración irregular procedente de Àfrica, como España, Italia, Malta o Grecia, pero no ofrecieron ayudas concretas para hacer frente a la crisis. Además, pusieron el acento en que las repatriaciones se hagan con rapidez.

El documento presentado por Finlandia, presidencia de turno de la UE, planteando entre otras cosas repartir el coste de las medidas necesarias para atajar el problema fue, en general, bien acogido por el consejo informal celebrado en Tampere (Finlandia).

La delegación española, formada por los titulares de Interior, Justicia y Trabajo y Asuntos Sociales, defendió incrementar el control de las fronteras exteriores, europeizar la política sobre la libre circulación de trabajadores extranjeros y condicionar la ayuda al desarrollo de los países africanos a la rúbrica de acuerdos de repatriación.

Aunque sobre la reunión flotaron las críticas al proceso de regularización llevado a cabo por el Gobierno socialista en 2005, el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, negó este extremo y dijo haber escuchado opiniones «de simpatía y solidaridad» hacia la posición española, así como el compromiso para actuar juntos. «Es un problema que no se afronta sólo con dinero», recordó.