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La reforma del estatuto de autonomía de Andalucía, que llegó al Congreso el pasado mes sin el apoyo del PP, concluyó ayer su tramitación en la Cámara Baja con el apoyo casi unánime del Pleno, ya que 306 de los 308 diputados presentes votaron a favor y los representantes de EA y BNG se abstuvieron.

Esa labor de acercamiento es la que destacaron ayer la mayor parte de los líderes políticos que expresaron su opinión, bien en el debate en el Pleno o bien en los pasillos de la cámara. Pero no faltaron tampoco los reproches al PP, en especial tras la intervención de su presidente, Mariano Rajoy, quien argumentó el apoyo de su grupo en que es un «buen» texto para esta comunidad, es «inequívocamente» constitucional, «cierra el paso a cualquier veleidad nacionalista» y es fruto del consenso entre PSOE y PP.

Las modificaciones incluidas primero por la ponencia parlamentaria y luego por la Comisión Constitucional, que afectan a buena parte del texto remitido originalmente por el Parlamento Andaluz, permitieron cerrar la semana pasada un acuerdo entre PSOE e IU, que respaldaban el proyecto desde el principio, y el PP que se sumó al consenso al entender que los cambios hacían encajar el texto en la Constitución.

El líder del PP apostó por «buscar la manera de que el PSOE y el PP se pongan de acuerdo» en «cualquier reforma de la Constitución o de los Estatutos» porque, aseguró, son estos los dos partidos políticos que «recogen la voluntad mayoritaria de los ciudadanos».

En declaraciones posteriores, el presidente del PSOE y de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, que siguió el debate desde la tribuna de invitados, reprochó a Rajoy haber intentado «apropiarse del nuevo Estatuto» para intentar «justificar el cambio de posición política» de este partido desde la oposición inicial al apoyo actual.