Según Exteriores, Guinea Conakry, país del que al parecer zarpó el barco, estaría dispuesto a aceptar la repatriación de los náufragos, tras desembarcar en Mauritania, siempre que se comprobara que proceden de ese país.
Bernardino León se entrevistó ayer en la capital mauritana con el presidente de la Junta Militar que gobierna el país desde el golpe de Estado de agosto de 2005, Ely Uld Mohamed Vall.
Tras la entrevista, y antes de partir hacia Senegal, el secretario de Estado español declaró en el aeropuerto de Nuakchot que había discutido con Vall «diferentes posibilidades» para que, «en las próximas horas», se pudiera hallar una solución «en un espíritu humanitario y organizado«»para «superar definitivamente esta situación».
Bernardino León dijo que Mauritania no acogerá a los inmigrantes clandestinos porque, jurídicamente, «no es responsable de su drama», pero subrayó que este país puede contribuir a buscar «una solución humanitaria a esta crisis».
Representantes de la Media Luna Roja de Mauritania y de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) serán los primeros en acceder al buque «Marine I» para saber el número de inmigrantes que hay a bordo y su nacionalidad, según informó ayer en Madrid el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos.
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