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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, otorgó ayer al líder del PP, Mariano Rajoy, el dudoso honor de convertirse en el primer «líder democrático de la oposición» que acusa a un Gobierno de «tomar una decisión para reforzar a ETA». Y es que durante su intervención en el Pleno del Congreso, Rajoy insistió en que el Gobierno no ha impugnado todas las listas de ANV «porque no ha querido», como -a su juicio- demuestra el hecho de que en sus resoluciones tanto el Supremo como el Constitucional dijeron que no podían entrar a analizar las candidaturas que el Ejecutivo, a través de la Abogacía del Estado y de la Fiscalía, no impugnó. Una decisión que, afirmó el líder del PP, «fortalece a ETA».

En su respuesta, el presidente del Gobierno recordó que el Gobierno impugnó un total de 386 candidaturas amparándose en la Ley de Partidos y que casi la totalidad de estas listas, excepto siete, fueron anuladas por la Sala del 61 del Supremo, en una decisión que más tarde fue ratificada por el Tribunal Constitucional. En este sentido, destacó que la actuación del Ejecutivo respecto a las listas vinculadas con la ilegalizada Batasuna ha respondido siempre a la Ley de Partidos y a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y no «a lo que puede ser su opinión sobre cómo debe ser la ley de partidos».

En plena campaña electoral, ETA, su entorno y su presencia el 27-M volvieron a ser el caballo de batalla que protagonizó el enfrentamiento entre Zapatero y Rajoy en la sesión de control del Congreso. En su pregunta, el líder del PP recordó que lograr que los representantes de ETA-Batasuna no estuvieran presentes en las instituciones fue «uno de los mayores golpes» que se le propinó a la banda terrorista en la historia de la democracia. Acto seguido, Rajoy lamentó que ahora «el mundo de ETA» vuelva a los ayuntamientos y preguntó a Zapatero por qué lo ha permitido.