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El fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, manifestó ayer su malestar porque se haya «puesto en duda la imparcialidad en la investigación» de los atentados del 11-M, trasladando dudas a la opinión pública acerca de la autoría de la masacre en «un proceso paralelo al judicial».

Zaragoza calificó estos intentos de «esquizofrenia procesal», ya que, en su opinión, han llevado a estas acusaciones a confundir su verdadera función. Insistió en que la investigación del «peor atentado de la historia» de España ha sido «apuntalada por sólidas pruebas», que han permitido señalar la autoría de una célula terrorista estrechamente vinculada con el «yihadismo» y con Al Qaeda, organización terrorista que «está detrás de la mayor parte de los atentados que se producen en el mundo».

«No hay nada más hermoso que buscar la verdad, pero no hay nada más indigno que buscar la mentira y tratar que esa mentira se convierta en la verdad», destacó el fiscal jefe parafraseando a Cicerón durante la exposición del informe final de la Fiscalía.

En este sentido lamentó que algunas acusaciones hayan intentado «desesperadamente» encontrar «una trama policial a la que convertir en responsable último de los atentados» y a otros autores distintos a los que apuntaba la investigación, como la banda terrorista ETA, a pesar de la existencia de «centenares de pruebas» de quienes son los partícipes en los atentados.

Respecto a los datos utilizados en los primeros días de haberse cometido la masacre para apuntar la autoría de ETA, el fiscal jefe fue desmontando uno a uno todos los argumentos, principalmente el del explosivo, que «tal y como ha quedado acreditado en el juicio», el mismo 11-M se descartó que fuera Titadyne, el habitual de la banda terrorista etarra.