El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recabó ayer el apoyo los grupos minoritarios del Congreso, con los que se reunió ayer por la tarde por separado, para afianzar una posición unitaria frente a las amenazas de ETA tras la ruptura de la tregua que ha puesto fin al llamado «proceso de paz». Después de entrevistarse con los portavoces de ERC, PNV, IU-ICV, CC-NC, BNG, Cha y Na-Bai, Zapatero agradeció con énfasis su respaldo a todas las fuerzas políticas para combatir a ETA desde la «unidad» y el Estado de Derecho, con «energía, determinación y firmeza».
El jefe del Ejecutivo aseguró que trabajará para mantener esta unidad política, se comprometió a informar a los partidos sobre la evolución de la lucha antiterrorista e insistió en que, con el fin de la tregua, sólo ETA se ha equivocado y se ha metido en un «callejón sin salida». «Con todos quiero trabajar, con todos quiero combatir la amenaza de ETA y con todos el Gobierno quiere dar la máxima confianza y seguridad para luchar contra ETA», proclamó.
En las reuniones, celebradas en la Cámara Baja, los grupos coincidieron en que, para ratificar esa unidad, no es preciso suscribir un nuevo pacto antiterrorista, que además sería difícil consensuar. Los representantes de IU-ICV, Gaspar Llamazares y Joan Herrera, fueron los únicos que insistieron en que debe intentarse otro acuerdo, pero Zapatero consideró que «ahora es el momento de dialogar y de mantener la unidad».
El presidente transmitió seguridad y se mostró tranquilo ante los portavoces al analizar la nueva situación generada tras el fin de la tregua, que atribuyó a «los más descerebrados» de ETA, que conforman el sector más duro de la organización. El portavoz de ERC, Agustí Cerdá, abogó por lanzar a la sociedad española «un mensaje de unidad» de todas las fuerzas democráticas y argumentó su rechazo a un nuevo pacto por la cercanía del fin de la legislatura.
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