La emoción y las muestras de dolor fueron una constante durante el funeral de Estado que se celebró en Paracuellos del Jarama.

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Los príncipes de Asturias presidieron el funeral de Estado por los seis militares muertos en atentado en el Líbano, una ceremonia en la que arroparon a los emocionados familiares de las víctimas, quienes, en palabras del arzobispo castrense, cumplieron con su «vocación noble y justa».

En la Base Príncipe de la Brigada Paracaidista (BRIPAC), don Felipe y doña Letizia, visiblemente emocionados, abrazaron y besaron a los familiares de los soldados y durante varios minutos les dieron el pésame y les escucharon en la carpa habilitada para ellos. Algunos portaban fotografías y objetos de las víctimas: el madrileño Johnattan Galera, el abulense Juan Carlos Villoria, el sevillano Manuel David Portas y los colombianos Jefferson Vargas, Jeyson Castaño y Yhon Edisson Posada, de 18 a 21 años, muertos el pasado domingo.

El Príncipe impuso sobre cada uno de los féretros, cubiertos con la bandera española y colocados frente al altar, la Medalla al Mérito Militar con distintivo amarillo, concedida a título póstumo, a cada uno de los soldados profesionales de la BRIPAC.

En la homilía, el arzobispo castrense, Francisco Pérez, reconoció la «impotencia» para entender acciones como la que causó la muerte de los jóvenes, un atentado perpetrado por quienes «se arrogan una decisión impregnada de maldad y malicia».

También agradeció la presencia de los Príncipes -el primer acto oficial de doña Letizia tras el nacimiento de su segunda hija- y se mostró convencido de que los Reyes, de viaje en China, se unirían desde ese país al homenaje de toda España a los que entregaron la vida por su patria.