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Familiares, amigos y compañeros de política del primer 'padre de la Constitución' fallecido, Gabriel Cisneros, despidieron ayer en Madrid al que en sus últimos días sirvió como vicepresidente tercero del Congreso de los Diputados y que hoy recibió, a título póstumo, la Medalla del Congreso y la Medalla de Oro del Senado en una ceremonia celebrada en la capilla ardiente instalada en la sede de la Cámara Baja.

La localidad natal de Cisneros, Tarazona, celebrará hoy una misa en su memoria en la Iglesia de San Francisco de Tarazona a la que acudirán dirigentes del PP de Aragón y que será oficiada por el obispo de la localidad, Demetrio Fernández González.

Durante el acto, que se celebró en el vestíbulo de Isabel II del Congreso de los Diputados, donde se instaló la capilla ardiente desde el viernes, los presidentes de ambas cámaras, Manuel Marín y Javier Rojo, interpusieron sendas condecoraciones sobre el féretro de Cisneros, al que cubría una bandera de España y que flanqueaban diversas coronas de flores.

Tras departir con los familiares del diputado, a quien trasladó sus pésame, y firmar en el libro de condolencias que se instaló a la entrada del Vestíbulo de Isabel II, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ensalzó la figura de Cisneros en declaraciones a los periodistas. De él dijo que fue un «buen parlamentario, un jurista brillante y, ante todo, una persona proclive al diálogo y al entendimiento». «Es el primer ponente constitucional que perdemos, de esa Constitución que ha sido lo mejor que ha pasado en España en su historia contemporánea», manifestó.