Decenas de miles de cazadores y agricultores se manifestaron ayer en protesta por las «limitaciones» que impone a su actividad la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad, aprobada en noviembre, y en defensa de su labor en la conservación de la naturaleza. La movilización, convocada bajo el lema «Por el campo, la caza y la conservación», concitó a medio millón de personas según los organizadores -35.000, según fuentes policiales- que terminaron en la Plaza de San Juan de la Cruz, frente al Ministerio de Medio Ambiente.
La Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), la Real Federación Española de Caza (RFEC) y la Oficina Nacional de Caza, convocantes del acto, coincidieron en defender que, gane quien gane las elecciones generales, la normativa promovida por la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona «tiene que ser derogada».
El acto transcurrió sin incidentes hasta que la Policía tuvo que sacar de la manifestación a unas ocho personas, vestidas de rojo, de la asociación «Equanimal», una de ellas disfrazada de zorro, que se introdujeron en la protesta bajo el grito «cazar es asesinar», para evitar conflictos.
Desfilaron tractores, galgos y perros de rehala, halconeros, cetreros y arqueros, en coincidencia con la celebración en la ciudad de la Feria Internacional de la Caza y las Armas. También se vieron banderas de numerosos países que acudieron a la marcha en apoyo de los cazadores españoles.
Los portavoces de estos colectivos, a los que se prohibió portar armas, declararon que la Ley es «ambigua» en lo que se refiere a la prohibición de plomo en humedales y «sanciona» a quienes protegen el campo, al contemplar la posibilidad de expropiar terrenos y cotos de caza de las zonas protegidas.
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