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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, meditará durante la Semana Santa en Doñana los detalles de la estructura y la composición de su nuevo gabinete, aunque fuentes de su entorno dan por hecho que son cuestiones que ya tiene «muy perfiladas». Zapatero sólo ha avanzado que su Gobierno se sustentará en los dos «pilares» de la legislatura pasada, María Teresa Fernández de la Vega y Pedro Solbes, aunque tendrá caras nuevas.

Pero a partir de ahí todo son especulaciones respecto a nombres, como la posibilidad de que De la Vega tenga nuevas funciones en su papel de vicepresidenta, la creación del Ministerio del Portavoz o la separación de Trabajo y Asuntos Sociales. El actual titular de este Departamento, Jesús Caldera, una de las personas de más confianza de Zapatero en el partido y que ha coordinado el programa electoral socialista, se ha mostrado dispuesto a seguir al frente de ese Ministerio si así se lo pide el presidente, pero ha precisado que él ve «un tanto difícil» repetir cargo.

Fuentes del Gobierno están convencidas de que Zapatero desea seguir contando con Alfredo Pérez Rubalcaba, aunque éste ha advertido de que, «tras muchos trienios en política», va a reflexionar sobre su futuro. También se duda de la continuidad de Miguel Angel Moratinos, pero en el Ejecutivo se apuesta por ella.

En caso de que Zapatero optara por hacer ya el relevo de Moratinos, en el mundo diplomático suena con insistencia el nombre del ex ministro canario Juan Fernando López Aguilar, y no se descarta como ministrable a Trinidad Jiménez. De ese círculo forma parte también el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, cuya permanencia en el Ejecutivo se da por segura. Zapatero no estará «atado» para nombrar a sus ministros con el fin de «contentar» a determinadas federaciones, pero hay coincidencia en que los buenos resultados de los socialistas catalanes y vascos pueden llevar aparejada una mayor presencia de éstos en el Gobierno.