La presidenta del PP vasco, María San Gil, reconoció ayer que «hay una clara quiebra de la confianza con la dirección nacional» y anunció que está decidida a retirarse de la política si no recupera la sintonía perdida con Génova. En su primera comparecencia tras su portazo a la ponencia política de su partido, San Gil reveló que durante los trabajos para elaborar el texto se sintió «poco respaldada y engañada» no por Mariano Rajoy, «pero sí por algún colaborador cercano suyo».
En rueda de prensa en San Sebastián, San Gil apuntó que su salida de la ponencia, en la que trabajaba junto al presidente del PP en Canarias, José Manuel Soria, y la senadora por Gerona Alicia Sánchez Camacho, respondió a que en momentos percibió que «no había una clara voluntad de plasmar de una forma firme y clara lo que el PP es y defiende».
«El problema no es el texto», señaló San Gil, que reconoció que desde el primer momento surgieron «discrepancias de fondo y forma» con sus compañeros de trabajo.
Según reveló la presidenta del PP vasco, «ante la imposibilidad de llegar a acuerdos» y la existencia de «dos ponencias claramente antagónicas», puso todo en conocimiento de la dirección nacional del PP y se designó como interlocutor al secretario ejecutivo José María Lasalle. Ahí fue cuando comenzó lo que definió como «una lucha de titanes» ya que el hombre llamado a limar asperezas entre los ponentes «discutía y rebatía el análisis político del momento en que vivimos y la necesidad de plasmar de una forma clara cómo tiene que ser la propuesta de proyecto de esa gran España de ciudadanos libres e iguales que tenemos que ofrecer». En este punto se puso en contacto con San Gil, que le aseguró que todo aquello que quisiera incluir en la ponencia «se incluiría».
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