La organización terrorista ETA está encontrando dificultades para reorganizar su «aparato político», desmantelado el pasado mes de mayo con la detención de su cúpula. La dirección política que cayó en manos policiales la integraban Francisco Javier López Peña, «Thierry», Jon Salaberria, Ainhoa Ozaeta e Igor Suberbiola.
Ante esta tesitura, «Josu Ternera» parece haber optado por no estar físicamente en el «comité ejecutivo», pero se mantiene como referente de la táctica negociadora (está vigente su manual sobre «acumulación de fuerzas»). Ternera es ahora el hombre con más poder dentro de la banda armada vasca, según fuentes de la lucha antiterrorista.
El «aparato político» es clave para el diseño de la estrategia global de la banda. Pese a la última ofensiva, la capacidad operativa de ETA en el «frente militar» no está mejor. Probablemente ha hecho este «alarde» de los tres coches bomba, con un total de 300 kilos de explosivo porque los cabecillas creen que hoy por hoy no puede llevar a cabo una ofensiva sostenida en el tiempo.
Para llevarla a cabo, ETA dispone de dos «comandos» operativos. El «Vizcaya», reorganizado a partir de la infraestructura que quedó intacta tras la operación de julio, integrado básicamente por «legales» con uno a dos «liberados», y otra célula en Guipúzcoa, compuesta por «legales». La Policía no descarta que sean autores del asesinato de Isaías Carrasco. Con todo, las Fuerzas de Seguridad sospechan que la banda intentará reorganizar más «comandos».
Mientras, persiste el 'acoso' español para que el Gobierno de París ilegalice Batasuna. El secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho consideró ayer que «debemos dejar que el Estado francés analice la situación y tome la decisión (para ilegalizar Batasuna)». En una entrevista en la Cadena Ser consideró «indiscutible» el trabajo conjunto puesto que «permite ser eficaces en la lucha contra ETA».
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