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El presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau, ha pedido a los interesados en la petrolera que crucen la «línea mágica» del umbral del 30% que obliga a lanzar una opa por el 100% de la empresa o que se queden por debajo de este porcentaje y se limiten a «colaborar» y «aportar valor». El presidente de la petrolera rechaza una intervención del Gobierno y aboga por que los centros de decisión se queden en España y Argentina.

Durante un desayuno organizado por el Foro de la Nueva Economía, el presidente de la petrolera sugirió no tener preferencia por el origen del grupo interesado. En concreto, citó las especulaciones acerca de «rusos, franceses o italianos» y consideró que «no todo el mundo es malo por su procedencia ni todo el mundo es bueno por su procedencia».

Además, recordó que «el control se produce cuando se pasa del 30%» y se lanza una OPA por el 100%, y que en este caso el accionista que realice esta operación podrá tener libertad de actuación. «Si se llegase a este extremo, voy a pedir como presidente que se respete a las 35.000 personas que trabajan en la compañía y la filosofía empresarial». Eso sí, si la inversión no alcanza el 30% de Repsol, señaló Brufau, el nuevo socio deberá cumplir tres requisitos: el respeto a la independencia de la compañía, a su condición de empresa privada y a su nacionalidad «hispano-argentina».

Por otra parte, según un informe publicado en The Economist, la crisis económica y financiera en Rusia podría derivar en una «renacionalización sigilosa» de la empresa privada y en su redistribución entre la actual élite gobernante, en su mayoría agentes y ex agentes de los servicios de seguridad.

En el texto, titulado, El largo brazo del Estado, se hace referencia a los 50.000 millones de dólares que el Gobierno ruso ha reservado para rescatar empresas estratégicas, empezando por las petroleras y gasistas "no menciona a Lukoil pero sí a las estatales Gazprom y Rosneft".

«La crisis en sí es menos grave que las consecuencias potenciales de las acciones que tomará el Gobierno para resolverla», dijo a la revista el ex viceministro de Economía Andrei Sharonov, que ahora trabaja en el sector privado.