ETA ha reaparecido hoy, tras la caída hace dos semanas en Francia de su 'número uno', Mikel Garikoitz Azpiazu «Txeroki», asesinando de varios disparos al empresario Ignacio Uría, consejero de la empresa Altuna y Uría, una de constructoras de la «Y» vasca, uno de los objetivos prioritarios de la banda terrorista.
Uría, de 71 años, ha recibido al menos dos disparos, uno en la frente y otro en el pecho, cuando se dirigía al restaurante Kiruri en Azpeitia (Guipúzcoa), al que acudía diariamente al mediodía.
Según han informado a Efe fuentes de la lucha antiterrorista, en el aparcamiento de este restaurante dos individuos se han bajado de un coche pequeño, al parecer un Alfa Romeo, se han acercado de frente a Uría, han efectuado los disparos y han huido en el mismo vehículo.
Los sanitarios que han acudido al lugar del atentado han tratado de reanimar al empresario durante varios minutos, pero no han podido salvar su vida ante la gravedad de las heridas.
La «Y» ferroviaria vasca, que debe enlazar las tres capitales vascas por alta velocidad, lleva años en la diana de ETA, que ha atentado en repetidas ocasiones contra las constructoras adjudicatarias de las obras, entre ellas la propia Altuna y Uría, que sufrió un sabotaje en marzo del año pasado.
Buena prueba es que, en uno de sus últimos comunicados, el pasado 16 de agosto, la banda terrorista calificaba el Tren de Alta Velocidad (TAV) de proyecto «ajeno a los intereses de Euskal Herria».
En ese comunicado, ETA acusaba al PNV y a sus «acólitos» de querer prorrogar sus ganancias a costa de «enterrar en cemento» el territorio por el que pasará la infraestructura ferroviaria, empleando un argumento muy similar al utilizado en su día contra la presa de Itoiz o la central nuclear de Lemóniz.
También, el pasado mes de junio, el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, confirmó que las obras del TAV son uno de los objetivos prioritarios de la banda tras los ataques sufridos por empresas adjudicatarias como Amenabar, Fonorte o Acciona.
En las sucesivas operaciones contra la banda y sus grupos de apoyo, las fuerzas de seguridad siempre han encontrado documentación e información detallada sobre las obras, así como panfletos contra el proyecto ferroviario.
También se sabe que la dirección de ETA había ordenado de forma explícita al 'comando Vizcaya', desarticulado por la Guardia Civil el pasado mes de julio, atentar contra empresas relacionadas con el Tren de Alta Velocidad.
Ignacio Uría es la cuarta víctima mortal de ETA en lo que va de año y la primera que se produce tras la detención, el pasado 17 de noviembre, del máximo dirigente de la banda, Garikoitz Aspiazu, «Txeroki».
El pasado 7 de marzo, dos días antes de las elecciones generales, la banda asesinó al ex concejal socialista de Arrasate-Mondragón (Guipúzcoa) Isaías Carrasco, al que un terrorista tiroteó cuando acababa de subirse a su coche para ir a trabajar a su puesto de cobrador de peaje de la autopista AP-1 en la vecina localidad de Bergara.
Dos meses después, el 14 de mayo, ETA acabó con la vida del guardia civil Juan Manuel Piñuel con una furgoneta-bomba de gran potencia que situó junto al cuartel del instituto armado en Legutiano (Alava) y que hizo explosionar sin previo aviso.
La última víctima mortal de la banda hasta hoy se había producido el pasado 22 de septiembre, cuando la explosión de un coche-bomba en el edificio del Patronato Militar Virgen del Puerto en Santoña (Cantabria) causó la muerte del brigada del Ejército Luis Conde de la Cruz.
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