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La fina lluvia intermitente que durante la mañana cayó ayer en Madrid no desanimó a las 4.200 personas que, hasta las dos de la tarde, visitaron el Congreso en el primero de sus dos días de puertas abiertas y, un año más, el hemiciclo, con los disparos de Tejero, fue el lugar que más miradas atrajo.

Con puntualidad británica, a las diez, el presidente de la Cámara, José Bono, abrió la Puerta de los Leones "que sólo se abre para los Reyes en ocasiones especiales, como el aniversario de la Constitución o el inicio del periodo de sesiones" para dar paso a las cientos de personas que aguardaban en la calle desde la madrugada.

Joaquín del Barrio fue un año más el primero en franquear la Puerta de los Leones y dar los buenos días a Bono, para lo que llevaba esperando desde las 03:20 de la madrugada, a pesar de la desapacible noche.

Igual que él, los primeros que le seguían, como Frutos o María Luisa "que llevan ya varios años sin faltar a las jornadas de puertas abiertas" también llegaron de madrugada, entre las seis y las siete.

Antes de que el presidente abriera las puertas, el personal de la cafetería del Congreso alivió el frío de quienes esperaban ofreciendo caldo, café o chocolate en la carpa situada en la calle Floridablanca, la que separa los dos edificios del Congreso.

Durante varios minutos Bono, acompañado por las dos vicepresidentas del Congreso, Teresa Cunillera y Ana Pastor, y por el diputado de IU, Gaspar Llamazares, dio la bienvenida uno a uno a todos.