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El PSE ha conseguido su escaño número 25 en el Parlamento Vasco, al arrebatar en Àlava el escaño a Eusko Alkartasuna gracias a los votos procedentes del extranjero, que se contabilizaron ayer. A falta de la confirmación oficial, la formación presidida por Unai Ziarreta pierde el escaño que el domingo había obtenido en este territorio, con una diferencia de tan sólo 8 votos sobre los socialistas.

Con el apoyo de los 'populares', el PSE podría prescindir de UPyD para lograr que Patxi Lopez sea lehendakari. El secretario general del PP vasco, Iñaki Oyarzabal, asegura que su partido «entraría» en el Gobierno vasco «sea cual sea la fórmula de colaboración». Para el líder del PNV, Íñigo Urkullu, sería un «golpe institucional» que los socialistas logren la Lehendakaritza con apoyo del PP a pesar de que el PNV ha ganado las elecciones.

El voto emigrante ha dado al Partido Socialista de Euskadi (PSE) el escaño que necesitaba para prescindir de Rosa Díez. Con los resultados del 1-M era necesario el escaño de UPyD para formar un gobierno sin apoyo nacionalista. El escrutinio de los votos de los residentes en el extranjero da a los socialistas el escaño número 25, y es Eusko Alkartasuna (EA) quien pierde el parlamentario que había conseguido en tiempo de descuento el pasado 1 de marzo y tan sólo por ocho votos. La formación nacionalista se queda con un solo representante en la Cámara vasca.

El vigesimoquinto escaño permitirá al PSE-EE, con los votos de los 13 parlamentarios 'populares', sacar adelante, en primera vuelta, la investidura de Patxi López como lehendakari, al contar con los 38 votos que exige la mayoría absoluta.

Desde el PNV se considera como «un ejercicio de cinismo político» la actitud de la delegación socialista en su encuentro en Sabin Etxea. En este sentido, el dirigente del PNV Íñigo Urkullu criticó que el PSE-EE plantee su «derecho» a que López sea lehendakari con «los votos asegurados del PP» y, además, «ofrezca» al PNV las bases que la propia formación jeltzale había planteado previamente.

«Me parece que es un ejercicio cínico, por no decir de insulto, a quien está proponiendo las bases de un acuerdo», insistió Urkullu.