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La intervención del presidente del Gobierno durante el debate sobre el estado de la nación no desató precisamente el entusiasmo entre los grupos de la oposición, que no dudaron en criticar con dureza tanto el contenido de las medidas anunciadas como el espíritu que las anima y el contexto de constatable desgaste del Ejecutivo en que se enmarcan.

El portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran, destacó que el discurso de Zapatero resultó más propio de una precampaña electoral o de una sesión de investidura, con anuncios que pretenden llegar a todos. «La tómbola de Zapatero siempre toca, si no es un pito, una pelota», ironizó.

Para Duran, las palabras de Zapatero dan la «sensación» de que se empieza de cero, cuando ya lleva un año gobernando esta legislatura, por lo que «hay capacidad para analizar todo lo que prometió en su día y no ha cumplido».

Más duro aún fue el portavoz del PNV, Josu Erkoreka, que advirtió al presidente que no puede seguir exigiendo «actos de fe» a los ciudadanos cuando «ha agotado su credibilidad y no da resultados concretos», al tiempo que resumió su plan como «una batería de medidas económicas, heterogéneas e inconexas».

El diputado de IU, Gaspar Llamazares, afirmó que Zapatero eludió la realidad y añadió que sus propuestas son un mejor futuro para dentro de una década.
Asimismo, criticó los «juegos malabares» sobre las cifras propias y ajenas, y calificó de «contradictorias» las medidas anunciadas, que no permiten una mayoría parlamentaria clara.

El secretario general de ERC y portavoz en el Congreso, Joan Ridao, consideró que el jefe del Ejecutivo se ha superado como «prestidigitador» y adelantó que su formación ya no le da más crédito. «Se va a quedar solo inevitablemente», auguró. Para Ridao, Zapatero ha ofrecido recetas para salir de las crisis «más propias del PP» y que no sabe cómo va a pagar, así como una nueva fecha en financiación autonómica, con lo que ya suman diez.

La diputada de UPyD, Rosa Díez, le acusó de ocultar «propuestas antisociales» y advirtió que sus medidas «castigan» a los jóvenes y a la clase media. «Marchose y no hubo nada», resumió.