Cientos de personas recorrieron ayer en silencio las calles de Ibarra (Guipúzcoa) para protestar contra la actuación de la Ertzaintza, que la madrugada del viernes cargó para impedir el recibimiento a la etarra Aranalde. g Foto: JAVIER ETXEZARRETA/EFE

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El magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska se muestra optimista sobre la desaparición de ETA, ya que, a su juicio, la banda terrorista se encuentra en una situación de «debilidad importante», después de las fuertes actuaciones policiales contra ella. Sin embargo, el magistrado considera que el final de la organización «no traerá una Euskadi normalizada».

En una entrevista al diario El Correo, el juez destaca la «estrecha» colaboración con las autoridades francesas. «Podemos decir que en este campo estamos ante un único Estado que, con todos sus resortes, lucha contra el terrorismo de forma conjunta, por explicarlo de una forma gráfica. Pero la debilidad de ETA no es sólo operativa. La banda también sufre una sensible pérdida de apoyos sociales, lo que no quiere decir que no tenga capacidad de acción, explica.

GRAPO
Grande-Marlaska asegura que «sí que podremos ver su fin, como vemos el fin de los GRAPO, una organización reducida al mínimo aunque a veces pueda cometer una acción delictiva».

Sin embargo, cree que lo que no se verá es una sociedad «suficientemente restablecida». A su juicio, eso «tardará bastante, muchos años». «ETA ha afectado a toda España, pero de forma particular a los vascos y navarros. Son personas que han visto el terrorismo y lo han mamado. Ha afectado a su vida, a su forma de comportarse, a la sensibilidad social. Ha habido generaciones que han nacido con el fenómeno terrorista. Y lleva tiempo recuperarse. A una sociedad no le puede pasar inadvertida esa realidad. Aunque se acabe la violencia, habrá secuelas», añade.