TW
0

La portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, consideró este miércoles que la primera intervención del jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, en el Debate sobre el estado de la Nación, certifica que tanto él como el resto de su gabinete y su proyecto político están «agotados», hasta el punto de que ha «vendido como logros sus propios fracasos», entre los que mencionó la Ley de Economía Sostenible o la ruptura del Pacto de Toledo. Mientras tanto, su homólogo socialista, José Antonio Alonso, definió la intervención del presidente del Gobierno como «seria, consistente y de buen contenido» y destacó el llamamiento que éste hizo al resto de partidos.

En declaraciones en la Cámara Baja, la dirigente del PP, subrayó que con su discurso «alejado de la realidad» Zapatero ha evidenciado que «no tiene nada nuevo que ofrecer» y que es incapaz de anunciar «ninguna medida ni alternativa que dé seguridad a los ciudadanos». «Proyecto agotado, Gobierno agotado, y presidente que no tiene nada que ofrecer; incertidumbre, inseguridad y desconfianza», resumió Sáenz de Santamaría. «Necesitamos un presidente que nos saque de la crisis y ese presidente no se llama José Luis Rodríguez Zapatero», proclamó.

Además, acusó al jefe del Ejecutivo de volver a equivocar las «prioridades» al anteponer la solución a los «problemas internos» que ha generado en el PSOE la sentencia sobre el Estatuto sobre la recuperación de la economía y el empleo. También lamentó que el único anuncio de Zapatero haya sido el incremento de la edad obligatoria de jubilación hasta los 67 años.

Mientras tanto, Alonso otorgó especial importancia a la última parte del discurso del jefe del Ejecutivo en la que, según recalcó, dejó claro que «el país tiene fuerza ambición, talento y energía más que suficientes para poder con la crisis y salir de ella en las mejores condiciones». Para ello, el dirigente socialista enfatizó que Zapatero mostró su disposición a buscar acuerdos en materia de innovación, desarrollo y energía, así como ha seguir acercando posturas para otras reformas estructurales ya en marcha como las relativas al mercado de trabajo y el sector financiero.

Además, otros diputados socialistas se expresaron en similares términos. Así, el diputado del PSM Juan Barranco calificó de «muy serio y riguroso» el discurso del jefe del Ejecutivo en un momento de «gravedad» económico como el que está padeciendo el país y su compañero, Rafael Simancas, elogió que Zapatero se haya mostrado «pedagógico» al explicar a la ciudadanía el por qué de las reformas puestas en marcha y que se haya mostrado «esperanzado» en que las mismas tendrá una conclusión positiva para todos.

Dudas sobre el Estatut

Tras la intervención del presidente, el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran, aseguró que Zapatero pintó un panorama «idílico» que le sitúa «en otra galaxia», y dijo no creerse la propuesta para resolver la polémica abierta por la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatut. El dirigente de CiU aseguró que la oferta del desarrollo legal «llega tarde» y encima adolece de una «absoluta falta de crédito» por parte de los nacionalistas catalanes. «No creemos que esto se pueda resolver con cuatro o cinco leyes», sentenció.

Asimismo, el portavoz de ERC en el Congreso, Joan Ridao, replicó la intervención del presidente del Gobierno, censurando su «autocomplacencia» y avisándole de que, tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto, a Cataluña ya no le valen los «atajos» autonomistas» y que lo que quieren los catalanes es «ejercer democráticamente su derecho a decidir». Así, en declaraciones en la Cámara Baja, el también secretario general de ERC volvió a acusar al jefe del Ejecutivo de «fulminar el Estado autonómico y la España plural» y le reprochó que siga ofreciendo «atajos» para el desarrollo del Estatut, en lo que supone una vuelta al modelo que se utilizó en los años 80 y 90.

Noticias relacionadas

También el portavoz de ICV en el Congreso, Joan Herrera, lamentó que Zapatero no entendiera la manifestación del sábado contra la sentencia del Estatut ni «cómo se siente el pueblo» de Cataluña a raíz del fallo del Tribunal Constitucional, por lo que le ha instado a cambiar todas las leyes, incluso la Constitución, que sean necesarias para garantizar que el Estatut se cumple tal y como se pactó y se votó en referéndum. «Se tiene que cambiar el Tribunal Constitucional, reformar la ley que lo rige, incluso reformar la Constitución, que ha bajado tanto el techo que hace que muchos catalanes no puedan caminar de pie», precisó.

Herrera no sólo arremetió contra Zapatero por entender la unidad del país como «la unidad para recortar derechos y para hacer los ajustes aún más duros», sino que también lamentó que el presidente del Gobierno haya propuesto para salir de la crisis «una senda de esfuerzo para los más débiles» y que no haya presentado «ninguna propuesta propia de un presidente de izquierdas». «Nosotros, con este presidente, muy retórico, pero muy conservador en lo concreto, no nos vamos a poder entender», sentenció.

Una posible "contrarreforma"

Por su parte, el portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, consideró que el Debate sobre el estado de la Nación va a ser un nuevo «debate de investidura» en el que el presidente del Gobierno se presentó con un programa que en realidad supone una «contrarreforma» de aquel con el que se «vendió como candidato» a la Cámara hace ya más de dos años.

Erkoreka subrayó que su formación «discrepa totalmente» del diagnóstico de situación realizado por Zapatero, al que reprochó haber hecho una «descripción irreconocible de la realidad económica, social, política, institucional y territorial» del país. Además, confesó su «enorme decepción» por la falta de anuncios del presidente y le advirtió de que tendrá que hacer un «esfuerzo ímprobo» esta tarde para convencer al PNV de que apoye el programa de «contrarreformas».

En el bando de la derecha

Otros como el diputado de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, afirmaron que Rodríguez Zapatero, con su discurso de apertura del debate sobre el estado de la nación, confirmó su paso «con armas y bagajes» a la derecha. «Se ha pasado al otro bando --sentenció--. No será recordado por sus políticas sociales sino porque, en los momentos difíciles, recurre a lo fácil: Ser fuerte con los débiles y débil con los fuertes».

A su juicio, el presidente del Gobierno pide «sangre, sudor y lágrimas» para los trabajadores y en cambio ofrece «más beneficios» para los empresarios. «Ha asumido el programa de la derecha mientras el PP esperará a que caiga como fruta madura», agregó. Llamazares ejemplificó ese «cambio de bando» en la reiteración del anuncio de ampliar dos años la edad de jubilación, que en su opinión acabará imponiéndose por decreto ignorando a los sindicatos.

Desconcierto en el Grupo Mixto

Entre las reacciones del Grupo Mixto al discurso del jefe del Ejecutivo surgió desacuerdo generalizado. Así, la portavoz de UPyD, Rosa Díez, consideró que el presidente del Gobierno parece vivir entre «la ficción y el desacato». «El ciego que no quiere ver es el peor», le recordó. También la portavoz de Coalición canaria, Ana Oramas, mostró su «preocupación» ante el discurso del presidente. Mientras que Unión del Pueblo Navarro (UPN) confesó el «desasosiego» que le produjo esta intervención.

Además, la diputada de Nafarroa Bai en el Congreso, Uxue Barkos, emplazó a Zapatero, a aclarar qué mayorías «va a utilizar y ensayar para llevar a cabo las medidas» que tiene previsto poner en marcha para seguir luchando contra la crisis y el portavoz de BNG, Francisco Jorquera acusó al Gobierno de dar «un giro antisocial» y de asumir «los dogmas de la derecha económica».